Mientras los bomberos de París intentan evitar que las llamas se propaguen en la Catedral, el espectáculo también sigue a los personajes que pasan por el escurridor: tendrán que luchar entre sí, amarse, encontrarse, odiarse, sonreír o ayudarse unos a otros, para que, al final, puedan tener la oportunidad de empezar de nuevo.
